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martes, 24 de abril de 2007

[5] Cabeza de Playa – Esfera Energética: Alejandro "el Zamuro" Reyes

“¡Zamuro!”, gritaba la Gata desde el otro lado del campamento mientras discutía con los pilotos de los Hovertanques, recién llegados al campamento.

Alejandro estaba perdido en el espacio, veía alrededor del campamento y parecía contar, no, más bien parecía evaluar todo lo que ahí había. Punto de origen, costo, mantenimiento, costo de oportunidad y miles de otros factores que normalmente los pilotos dan por sentado al montarse en sus mekas.

“¡Zamuro!”, seguía gritando la Gata mientras al Hovertanque junto a ella despegar del suelo levantando una nube de tierra árida que hizo que la Gata se apartara del vehículo y se cubriera la cara, su larga cabellera negra ondeando en medio de la tormenta de arena.

¿Cuántos oficiales se habían sobornado para traer ese tanque de combustible?, ¿cuánto se pagó bajo cuerda para que se aprobara el transporte de esa munición?, ¿quién aprobó incluir a Sandoval en el equipo?, ¿por qué tanto problema?

“¡¡¡ZAMURO!!!” apenas se oía el grito de la Gata en medio de la tormenta de arena levantada por el Hovertanque. La Gata corría hacia Zamuro mientras el Hovertanque se alineaba y cargaba en su recámara una munición del Revólver Magnum Veritas con el que estaba equipado: un enorme cañón que disparaba una munición que mas que penetrar armadura, tumbaba a su objetivo la mayor parte del tiempo, dejándolo inútil el tiempo suficiente para acabarlo o huir.

Esta Tierra, sólo un árido basurero desierto, sólo hay arena, y calor, y un horizonte maldito que no termina nunca...

“¡¡¡ZAMURO!!!” gritaba desesperadamente la Gata mientras corría frenéticamente hacia Zamuro haciendo gestos de que se apartara del camino. Mientras, el Hovertanque ya había cargado en la recámara la munición y se perfilaba a dispararle a un gigantesco modelo de práctica de un Jian del Régimen, quienes se esperaba fueran la oposición más probable dado lo cercano de su campamento.

El horizonte, maldito horizonte, aquí no hay nada...

“¡ESO ES!” gritó Zamuro, mostrando en su cara la satisfacción de haber encontrado eso que explicaba todas sus dudas, eso que le permitía formular el plan que tanto buscaba de cómo sacarle provecho a este “castigo”. Pero esta felicidad quedó silenciada por el disparo del Magnum Veritas del Hovetanque que a pocos metros detrás de él acertaba al modelo de Jian el cual se destrozaba en miles de pedazos; ninguno hiriendo a Zamuro que parecía protegido por un aura de triunfo.

La Gata llegó junto a él y al tratar de golpearlo por la rabia de que no contestara su advertencia, que irresponsablemente se interpusiera en medio de la explosión, él simplemente la evadió, tomó su brazo y con una rápida llave la hizo acercarse a él diciéndole al oído: “Ya tengo un plan”.

La Gata sonrió...

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